Hispania se convirtió en un territorio romano más, dividido en provincias.
Durante la época de la República (197 a.C.), Hispania fue dividida en dos provincias que iban extendiéndose a medida que se iban consiguiendo las conquistas. La capital de la Hispania Citerior se puso en Tarraco y la de Hispania Ulterior, en Corduba. Cada provincia estaba gobernada por un pretor.
Durante la época de la República (197 a.C.), Hispania fue dividida en dos provincias que iban extendiéndose a medida que se iban consiguiendo las conquistas. La capital de la Hispania Citerior se puso en Tarraco y la de Hispania Ulterior, en Corduba. Cada provincia estaba gobernada por un pretor.
En la época de Augusto (del 27 a.C. hasta el 14 d.C.) Hispania fue dividida en tres provincias.
En la etapa final del Imperio (hacia 297 d.C), Hispania quedó dividida en cinco provincias. Un siglo después se añadiría otra más, la Baleárica.
Las ciudades romanas estaban dirigidas por una asamblea de cien miembros que elegían a los gobernantes de la ciudad:
los magistrados eran los más poderosos
los ediles se encargaban de abastecer la ciudad, las obras públicas y los asuntos policiales.
los cuestores se hacían cargo de los impuestos y del dinero de la ciudad.
De esa época han quedado muchos nombres de ciudades, que llamamos "topónimos" ("topo" es lugar y "nimos" viene de nombre)
los magistrados eran los más poderosos
los ediles se encargaban de abastecer la ciudad, las obras públicas y los asuntos policiales.
los cuestores se hacían cargo de los impuestos y del dinero de la ciudad.
De esa época han quedado muchos nombres de ciudades, que llamamos "topónimos" ("topo" es lugar y "nimos" viene de nombre)